miércoles, 15 de octubre de 2025

DEL OCASO DE LA (SEUDO) REVOLUCION OCTUBRISTA Y A LA ORFANDAD DE PRETENCIONES

 

Ortega dentro de su abrumadoramente prolífica e inacabada obra, nos ofrece un opúsculo o monografía intitulada “El Ocaso de las Revoluciones”. En ella propone que la era de las revoluciones había sucumbido en Europa de post guerra y lo que irrumpía era la era del aburrimiento, de la desconfianza en los valores y principios, y del individualismo. Las revoluciones nos señala, no son los estallidos de violencia, tomas de la bastilla o asaltos al palacio de invierno. Aquellos son la consecuencia de estas. Las revoluciones no se dirigen ni sostienen cuando la causa de esos estallidos de violencia, son los abusos. Dice Ortega, las revoluciones se dirigen contra los usos, no contra los abusos. Y se dirigen contra los usos porque son los usos la base, el suelo sólido desde donde se sostiene un concepto de mundo. Por ejemplo, los ilustrados liberales y positivistas creen estar pisando un suelo sólido de creencias y de ahí se proponen destruir el antiguo régimen de la tradición europea. Algo similar sucede con el hijo tarado del liberalismo, que fue la revolución marxista.

Pero el ímpetu revolucionario se va desinflando, va perdiendo confianza porque la realidad se le viene encima desnudando sus contradicciones, errores y sinsentidos. El desengaño en la fe revolucionaria va a producir el desgano, aburrimiento de sus monsergas, la desconfianza en los valores predicados y finalmente el encierro de los individuos en un ensimismamiento que de mantenerse por varias generaciones va resultando corrosivo para la convivencia.

Conjeturo que ante esa realidad post 1945 que retrató Ortega, hubo un intento de darle oxígeno o esteroides a la revolución marxista anquilosada, pretendiendo recrear una revolución a través del movimiento de la primavera de París de 1968 o lo que se predica o relata de ella. Amparados en un refrito de comida recalentada reciclaban una ideología basada en un materialismo dialéctico seudo científico, justo cuando Einstein y Planck nos develaron que la materia no es más que energía en movimiento. Así el inmanentismo materialista de los Erick Fromm, Marcuse, Foucault, escuela de Frankfurt, Sartre, Beauvoir etc. nace como la fe que tenían los milenaristas[1] en el año mil, predicando que el fin del mundo se produciría el año mil, y éste – todos se daban cuenta - no se produjo. Entonces, para sostener la fe en sus creencias, el materialismo contemporáneo ha debido progresivamente apartarse más y más del foro, del debate, del ejercicio crítico y del alegre intercambio de experiencias vitales, encerrándose en ostracismo de violencia verbal y física. Su enseña ha sido la cancelación, la violencia y en el extremo, como Marco Vinicio en la novela Quo Vadis, asesinar al mensajero.

¿Qué queda del delirante proyecto milenarista de la tía picachu y de la falsa doctora y falsa mapuche señora Loncón, rechazado por el pueblo soberano? Bueno, sucede que el insano que ocupa el sillón de O´Higgins dictaminó que el pueblo soberano no estaba preparado para entender tamaño portento solo comprensible para intelectos poderosos como el de vuecencia. ¡No hay salud! diría mi madre.

Sostengo que, la batalla más importante se da en el relato – lo he sostenido antes en estas columnas-. Y el peor enemigo para levantar las banderas de un nuevo orden de justicia que no es más que la paz del orden, es el hastío, el aburrimiento, el señorito satisfecho de las redes sociales que aspira a ser auditor espectador y disparar likes sin arriesgar nada. Nietzsche lo retrató dramáticamente en el discurso de El Último Hombre en su Zaratustra.

Chile, esta creación dura, difícil que ha costado sangre sudor y lágrimas de conquistadores que se abrieron paso a sangre y espada para someter a los demonios del caos, colonos que resistieron tres levantamientos generales de indios, de emancipadores republicanos que resistieron la soberbia de la burocracia borbónica durante la reconquista, de agresiones foráneas sofocadas en dos guerras que trajeron los pabellones ensangrentados y victoriosos, de agricultores que resistieron la reforma agraria inicua y destructora, de hombres y mujeres que resistieron el intento mutilador de la Unidad Popular: Ahora, desde hace cinco años hemos estado bajo ataque por demonios que pretenden su destrucción para fundar una entelequia inhumana e inmoral.

En esas batallas pretéritas tuvimos referentes culturales y morales. Ya no tenemos a la Iglesia Universal salvífica ordenando y orientando las conductas. Los referentes culturales de Europa y de Estados Unidos de Norteamérica declinan sin retorno. Occidente se asfixia en un inmanentismo suicida. ¿Qué tenemos para orientarnos? Chile es una entidad huérfana de pretensiones que movilicen los espíritus. Estamos obligados a escarbar en la tradición de occidente para construir la convivencia de espíritus libres. Un nuevo acuerdo social que ponga el énfasis en la calidad de las conductas de los miembros de nuestra comunidad, en las obligaciones, en la bondad de las intenciones y actos, en la belleza de las obras. Insisto: no tenemos referentes.

Tenemos la historia como magister vitae. Debemos nosotros construirlo todo, como lo hicieron un puñado de patricios romanos que luego del colapso del imperio se congregaron en un delta barroso del Véneto, para levantar una ciudad Estado que duró ochocientos años: la Serenísima República de Venecia. Ahí hay un ejemplo.

Pero la historia es solo eso, historia. Entonces, ¿cuál es el remedio o más bien el tónico para despertar esa energía? Quizá una dosis de sufrimiento le vendría bien a un Chile de masas saturadas de comodidades y de gratuidades. Lo decía San Alberto Hurtado: El dolor es una forma de visita del Señor.

Octubre 2025

 

 



[1] El verdadero milenarismo – no el que describe torcidamente la irreligiosidad contemporánea que le confunde con escatología trascendental- es la fe que tenían quienes creían que el año mil sobrevendría la segunda venida de El Mesías.

LA RECETA DEL MIEDO, Y LA ELECCION PRESIDENCIAL

 


Mel Gibson es uno de los pocos cineastas contemporáneos que a través de sus obras de arte inspira emociones constructivas. En su película Apocalypto reserva una escena para retratar lo que representa el miedo. Al pie de este escrito dejo el enlace con el fragmento de la obra cinematográfica para quienes quieran escuchar este magnífico discurso[1] que relato en pocas palabras: Un padre aborigen, en una selva de Mesoamérica va a cazar con sus hijos y parientes. Lo han hecho por generaciones en ese mismo territorio selvático. De pronto se encuentran con una tribu miserable que camina buscando “un nuevo comienzo” porque sus tierras han sido arrasadas. El padre les advierte que deben salir de esas, sus tierras, pero impide a sus jóvenes que los agredan. El hijo expresa a través de la mirada sin palabras, todas las emociones negativas que son hijas del miedo. Al final de la jornada, le expresa a su hijo un magnífico discurso sobre lo que es el miedo, y lo exhorta a limpiar su corazón de esa emoción podrida y contagiosa.

El Evangelio en Mateo 26:69 a 75 nos conmueve con la negación de Pedro poseído por el miedo. Pedro nos dice la escritura, llora después de ver los ojos de su Señor, pero no nos dice que supere su miedo. Al contrario, era tan profundo su miedo que nada dice el evangelista que lo haya acompañado en el calvario, y solo su Madre, Juan y María acuden a los pies de la cruz. Debemos entender que el arrepentimiento de Pedro fue moral, es decir, de repugnancia a su propia debilidad, pero siguió dominado por esa emoción contagiosa. Pedro, símbolo y padre de la iglesia tuvo miedo y no lo superó en ese episodio.

La tarea de reconstrucción de la convivencia es la tarea más relevante para el mandato presidencial que sucederá a esta administración. Ésta parece gobernada en prácticamente todos los aspectos y estamentos por las fuerzas del mal. Palabras, ideas, frases, obras, proyectos; casi nada es rescatable como algo positivo para la paz, la justicia, la verdad o la belleza. Sus partidarios, activistas de la calle, sabiendo lo imposible de retener el poder en el próximo período, amenazan larvadamente con retomar la senda de la violencia demoledora de la convivencia pacífica y seguir sembrando las ciudades de Chile con sus excrementos verbales, buscando víctimas ojalá jóvenes para después escalar a la violencia homicida. El mensaje va dirigido como advertencia a los votantes que votarán por el desalojo de esta impúdica casta de revolucionarios cleptócratas. Conocemos la receta del miedo. La conocen los afectos y desafectos del actual gobierno, políticos, jueces, sacerdotes, obispos, hombres de negocios, miembros de las fuerzas armadas y de orden. La idea de la propaganda es que lo sepan los votantes y que, sin van a votar por el desalojo, lo hagan poseídos por el miedo y en consecuencia, elijan el mandatario más pusilánime u obsecuente con la violencia y el caos.

Ante esta evidencia ¿Cuál es la actitud de cada uno de los candidatos presidenciales serios?[2] 

La señora Jara busca un posicionamiento personal. Como política fogueada, sabe que no puede ganar la elección en el balotaje. No tiene plan ni programa. Para qué quemarse con dimes y diretes si sabe que no ejercerá, por ahora, el cargo.

La señora Mathei anhela un milagro y un electorado atorado por el miedo, ojalá el terror, a fin de desarrollar un gobierno de continuidad del expresidente Piñera. Sus abanderados son la oligarquía que coopta las organizaciones de grandes empresarios cuya insignia es que todo cambie para que todo siga igual. Administraría la violencia revolucionaria como un dolor de muelas de una pieza dental imposible de erradicar, cediendo y concediendo para que no se desborde, con analgésicos y barbitúricos si es necesario. Tiene como experto en seguridad, al ex subsecretario de interior, el señor Galli, que sentó una doctrina de replegarse y contener a los violentistas a fin de no tocarlos con el pétalo de una rosa. En los ojos de la candidata no veo el miedo porque está segura de que no opondrá resistencia a los enemigos de sus electores y también porque sus talentos prudenciales son discretos. Ella, ni siquiera se representa los costos personales y perjuicios para Chile, que su desordenada ambición puede causar. La cuestión para ella es extraordinariamente simple: llegar a su sueño de terciarse la tricolor.

El señor Kast sube este palo ensebado para alcanzar la piñata que le permita sentarse, por fin, en el sillón de O´Higgins. ¿Cómo? Con un mensaje críptico con publicidad de dentífrico, buscando a toda costa decir las menos cosas posibles para no derramar el vaso pletórico de las encuestas que lo dan por ganador. ¿Qué hacer con la subversión revolucionaria de las calles?: ya se verá. ¿Qué hacer con los cien mil delincuentes extranjeros que asolan la convivencia?: mensajes genéricos, crípticos. No referirse a ello en detalle. El que mucho habla mucho puede equivocarse. ¿Será está táctica sustituta de una estrategia inexistente? ¿Será quizá por causa de aquella emoción podrida y contagiosa que es el miedo?

El señor Kaiser ha dejado por establecido que es el único líder que encarna un mando, que sabe cuáles son los medios para ejercitar ese mando, y cuál es la misión. Tiene principios. Pone los principios por, sobre todo. Tiene una estrategia clara y tácticas coherentes con aquella. Sabe que hay enemigos políticos potencialmente homicidas – el terrorismo – que deberá resistir, sabe que se enfrentará a una burocracia judicial plagada de activistas políticos y de jueces pusilánimes, sabe que se enfrentará a un sector del parlamento que buscará destruirlo personal y moralmente. 

El electorado dirá si se deja gobernar por aquella emoción podrida y contagiosa. Quienes voten por Johannes y sus parlamentarios, habrán superado esa parálisis que produce el miedo. En noviembre sabremos cuantos somos los chilenos que honramos aquello que les gritó O´Higgins a sus soldados en Rancagua: O vivir con honor o morir con gloria.

Viva Chile. Viva Kaiser.

octubre de 2025



[2] Por serios me refiero a aquellos que se postulan para ser presidente de la república, no para testimoniar o ganar dinero en base a los vacíos legales de la ley de financiamiento de las elecciones. No me refiero pues, ni a Parisi, ni a Enríquez, ni los otros dos cuyos nombres ni me recuerdo.

jueves, 14 de agosto de 2025

ELECCIONES Y DILEMAS CIUDADANOS EN LA ERA DEL POST ESTATISMO

 

La gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, qué no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida.

La Araucana de Ercilla y Zúñiga


Estamos en un año de elecciones para escoger las próximas autoridades políticas. Nuestra Constitución[1] radica la soberanía en el pueblo y reconoce el concepto de la nación soberana. Pero las normas jurídicas establecen intenciones prescriptivas y no descriptivas, y la realidad en nuestra modernidad tardía discurre a veces por cauces más complejos. A eso apuntan estas letras. Reflexionar si elegimos fruto genuino de nuestra voluntad, o simplemente somos observadores pasivos de un juego de máscaras.

En el siglo XX las potencias nacionales dominantes reformatearon el mundo según los dictados que, Bismark en la paz y Napoleón en la guerra, habían experimentado en los siglos precedentes. La hegemonía debía obtenerse a cañonazos y metiendo a la población joven a una moledora de carne humana[2]. La paz a través de una jaula dorada[3] llamada estado que nos controle y asegure desde la cuna hasta la tumba.

La sofisticación de la tecnología para matar llegó en 1962 a un punto ciego, cuando a propósito de la llamada Crisis de los Misiles se acuñó el acrónimo en inglés MAD que significa, Destrucción Masiva Asegurada. Así, los que mandaban a los jóvenes a la muerte, se lo pensaron mejor porque ahora les llegaba a ellos. Desde entonces, la escabechina de muertos solo se continuó contra pueblos inferiores o lejanos, con algunos “colateral damage” en el caso de Vietnam para EE. UU. y Francia o Afganistán para la URSS[4].

Los Estados nacionales hegemónicos, creados como tales con la Paz de Westfalia[5], sin poder usar la herramienta de la guerra, en nuestra post modernidad han perdido relevancia y el poder real se radica en un conjunto de poderes transnacionales difusos; alianzas tipo Unión Europea, agencias locales poderosas que adquieren autonomía propia como la CIA, burocracia internacional como el Sistema de Naciones Unidas; todas descolgadas de la soberanía popular y del control de los individuos. Y por encima de todo, el poder del dinero, vinculados transnacionalmente en una compleja trama que incluye, bancos centrales, bancos privados y cárteles financieros.

Este cambio de modalidad en el ejercicio del poder es una buena noticia para los jóvenes de las naciones hegemónicas, porque no serán reclutados como carne de cañón, pero no son nada de buenas para naciones pequeñas como la nuestra. Ausente la guerra al estilo napoleónico, se han sofisticado los métodos de influir, controlar y condicionar nuestras vidas, praxis que, en las últimas décadas provienen fundamentalmente de poderes lejanos, remotos y muchas veces desconocidos para nosotros fruto de una deliberada opacidad.

No obstante, lo que declara nuestra Constitución – Chile es una república democrática – los ciudadanos de a pie somos en mayor medida, objetos y no sujetos del poder político. Las agendas políticas e ideológicas, nos son impuestas desde fuera de nuestro país y normalmente sin nuestra anuencia.

Siempre es útil recordar que la guerra y la política pretenden lo mismo: imponer voluntad y vencer resistencias. Digámoslo claramente: Aquello de los acuerdos y del diálogo es una bolsa caza mariposas para incautos. Entonces, reconociendo la demencia de la MAD, la técnica para la hegemonía migró desde las guerras traga muertos, hacia refinadas prácticas que pretenden lograr sus objetivos por medios relativamente incruentos: 1) El control de los Estados soberanos; 2) El control de las conciencias de los individuos; 3) La reducción de la población humana, que, con la supresión de la guerra y el progreso sanitario, se transformó en la obsesión de la oligarquía mundial.

Para el control de los Estados Soberanos no hegemónicos como el nuestro, la seudo doctrina de los derechos humanos y un seudo derecho punitivo internacional, son efectivos mecanismos de paralizar el poder de esas soberanías locales. La delegación de jurisdicción internacional un revolver en la sien de la soberanía nacional. La doctrina de los derechos humanos, no es una versión renovada de la Pax Romana como se le ha pretendido edulcorarla. La Pax Romana pretendía ordenar un mundo bárbaro en permanente caos. A la inversa, el seudo orden jurídico internacional post 1945, lo que pretende es un caos controlado y controlable, aplicando criterios disolventes de la convivencia pacífica, y por supuesto excluir de ello a las naciones hegemónicas de esas odiosas obligaciones. Prueba palpable de esta hegemonía ha sido las indoctrinadas huestes globalistas a cargo de nuestro Ministerio Público, que permitieron y promovieron la insurrección caótica persiguiendo a los agentes del orden y una cabeza de playa de la gobernanza global llamada Instituto de Derechos Humanos.

Para el control de las conciencias había que demoler una serie de obstáculos. La religión en general y en especial la Iglesia Católica era una de ellas; la familia nuclear era otra; la propiedad privada y todo entorno que supone la soberanía de los individuos para obrar conscientemente sin necesidad de sumisión al poder hegemónico. Y por sobre todo lo anterior, la herramienta predilecta: el miedo. Pandemias, crisis económicas y escatologías climáticas, vacunas que son ruletas macabras donde algunos deben morir para redimir a otros, pasando por la siembra de la violencia y caos urbano. El miedo es lo que nos animaliza porque paraliza el arsenal de herramientas que la conciencia provee al hombre civilizado. Nos transformamos en seres en permanente alteración tal como si fuésemos bovinos.

Para inducir a la reducción de la población mundial: a) píldora anticonceptiva y la consecuente “liberación sexual” infértil; b) despenalizar el homicidio de nonatos llamado derecho al aborto; c) “liberación” femenina promoviendo la necesidad y vocación de trabajar fuera de casa, deteriorando en las mujeres, cuando no suprimiendo, el rol de madre y reserva de la tradición familiar; d) ideología de género que trivializa y promueve las desviaciones y anormalidades sexuales como una “liberación”.

Esta agenda está en curso, ha logrado grandes triunfos, ha cambiado y deteriorado nuestra vida individual y colectiva y es una guerra incruenta que vamos perdiendo. Cloroformados por una prosperidad económica sin precedentes en la historia de la humanidad, no queremos reconocer a veces lo que se encuentra frente a nuestros ojos, y solo reaccionamos cuando se hace intolerable la injusticia, la fealdad y la maldad que florece especialmente en las megalópolis de nuestra patria y de todo el orbe civilizado.

La buena noticia es que esta agenda fracasará. No tiene futuro. Por mucha tecnología y dinero que tenga a su disposición, la distancia física, psíquica y espiritual entre la oligarquía transnacional que la impulsa y los millones de hombres y mujeres libres dotados de voluntad, asegura que, liberarnos de ella, está a nuestra disposición y es solo cuestión de arrostrar la resistencia.

Como se ve, los dilemas que nos impone una elección de gobernantes en esta modernidad tardía en un país minúsculo como es el nuestro, son muchísimo más complejas que las clásicas dicotomías, izquierdas y derechas; capitalismo y socialismo; OTAN o BRIC, etc.

En un océano gigantesco de fuerzas incontrolables para el ciudadano chileno, ejercemos un poder minúsculo al votar, pero no por eso poco importante, porque cabe preguntarse: ¿Es relevante conservar o recuperar el control de nuestras vidas personales, en un mundo que parece impulsarnos por carriles que no hemos escogido y a una velocidad que bloquea nuestra capacidad de comprensión? ¿Es relevante recuperar las condiciones que permitan a las nuevas generaciones de chilenos prosperar económicamente y proliferar, creando familias y teniendo hijos que podamos educar conforme nuestra visión del mundo? ¿Es relevante para nuestras vidas sostener y defender la soberanía e independencia de esta unidad histórica llamada Chile, que se ha fundado en el esfuerzo y la sangre de nuestros antepasados?

Si su respuesta estimado lector es un sí a las anteriores tres preguntas, debe entonces enjuiciar en las propuestas electorales que se ofrecen, quienes han manifestado conductas que propician o derechamente son embajadores de las agendas globales descritas.

La oferta de la izquierda por de pronto completa. Pero en la llamada centro y derecha si bien todos apuntan a la prosperidad y al orden público, hay también activistas de esta agenda de modo que su embarcación rema con un remo para adelante y otro para atrás.

Las agendas globalistas amenazan zozobrar. Con el voto debemos dar un empujón para su desplome. Chile ha sido, para bien o para mal, vanguardia de tendencias en occidente. Sacudámonos entonces de la molicie, y encarnemos las cualidades que Ercilla vio en el habitante de nuestra tierra.

La oferta electoral de Johannes Kaiser, sin ninguna duda encarna esta resistencia virtuosa. Acompáñeme lector en su apoyo. Derrotemos la tristeza, la fealdad, la violencia, la injustica y la cobardía que ha empobrecido nuestro valor como nación soberana.

Por Chile. ¡Kaiser!

Agosto 2025

   

 



[1] Que debiese llamarse “gatuna”, por desafiar la muerte reiteradas veces.

[2] Las cifras de víctimas de aquellas guerras horrorosas desencadenadas desde palacios y oficinas cómodas y bien calefaccionadas, son espeluznantes. Solo en Europa murieron 70 millones de seres humanos como usted y yo.

[3] Así le llama Max Weber al Estado burocrático nacido en el siglo XIX en su obra La Moral Protestante y el Espíritu del Capitalismo

[4] 21.000 franceses, 58.000 norteamericanos y 15.000 rusos fue la macabra cosecha, amén de los millones que murieron defendiendo su terruño.

[5] Pactos políticos de 1648 que pusieron término a la guerra de los 30 años y organizaron Europa en base a la soberanía de Estados Nación, concepto que fue replicado en América luego de la emancipación de las coronas británicas, española y portuguesa.

lunes, 7 de julio de 2025

LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS: LA NARRATIVA

 


El talentoso periodista Mosciatti ha movilizado la opinión pública al entrevistar al candidato don Johannes Kaiser. El periodista es un celoso conservador de la narrativa dominante en virtud de la cual la contra revolución del 11 de septiembre de 1973, fue un episodio arbitrario donde unos militares gorilas genocidas derribaron el gobierno del demócrata Salvador Allende y se hicieron del poder. Talentoso es el adjetivo que uso porque el periodismo es y será una mercadería de audiencias y es lo que busca el  periodista; no la verdad, sino la audiencia.

La respuesta honesta, responsable y orientadora para la opinión pública del candidato Kaiser, es que apoyaría la decisión de aquel movimiento contra revolucionario cuando las circunstancias fuesen idénticas. Ello ha causado revuelo y una ola de opiniones adversas que amenazan incluso con defenestrar al candidato de su calidad de diputado de la República, por el solo hecho de manifestar su opinión.

El candidato Kast, cuya opinión sobre el 11 de setiembre de 1973 es idéntica a la de Kaiser -me consta-, en entrevista al El Mercurio se ha apresurado a negarse a entrar en esta y otras polémicas declarando que: no vamos a hablar de temas que no sean hoy las urgencias sociales de la gente.

Quienes tienen la cabeza para pensar, y saben que el pronunciamiento militar fue lo que fue: un movimiento legítimo solicitado por amplisima mayoría ciudadanía y por todos los poderes públicos para evitar una guerra civil, que la izquierda revolucionaria habría ganado, pero no conocen la mecánica de los procesos revolucionarios a través de la historia dicen: bueno… ahí tienes la diferencia entre Kast y Kaiser. El primero es un político sagaz y responsable y Kaiser en cambio, impulsivo y visceral.

Cabe hacerse dos preguntas: ¿qué importancia tiene quedarse enredado en lo que sucedió hace más de 50 años, pero concita tanto interés en el día de hoy? ¿Cómo es posible que esta versión del episodio descrita en el primer párrafo sobreviva, en circunstancias que los datos reales dicen otra cosa? Pues toda la importancia del mundo. El sostener la verdad este punto es la madre de todas las batallas políticas en nuestro Chile. Me explicaré.

¿Qué es un proceso revolucionario? Consiste en desmontar un orden establecido, muchas veces que goza de perfecta legitimidad, para reemplazarlo por otro orden normalmente utópico e ineficaz, que los revolucionarios tienen en mente. Nada es más manipulado y falseado a través de la historia, que la narrativa de los procesos revolucionarios.

La primera falacia es que las revoluciones las lideran y las gatillan los carenciados, los pobres, el pueblo hambriento y harto de injusticias. Las revoluciones se desencadenarían cuando aquel pueblo “no aguanta más” esas injusticias. Lo real es exactamente lo contrario. Siempre las revoluciones se desencadenan cuando las sociedades gozan de bienestar económico y esto permite que se articulen las fuerzas que propician su destrucción. Jamás las revoluciones son impulsadas por los carenciados sino por burgueses que disponen de recursos para hacer la revolución.

Comprándose esa falacia, Kast y toda la derecha superficial y ignorante, lleva 35 años replegada en su castillo de privilegios económicos, entregando y claudicando en la batalla por la narrativa. Así sostiene en las contiendas electorales que: dedicará sus esfuerzos a las urgencias sociales, de los problemas reales de la gente, a bien gestionar el aparato del Estado para que esos carenciados que anhelan la revolución, cambien de parecer. Esa sería la actitud “prudente” demostrando con ello que nunca han leído la doctrina escolástica que describe la virtud de la prudencia ni saben lo que es una revolución.

Vivimos en Chile hace 35 años entregados a la narrativa abominablemente falsa de la izquierda revolucionaria. Los partidos de centro, que taxativa y expresamente apoyaron aquella contra revolución, a los dos años de acontecida, dándose cuenta lo difícil que era contradecirla, se dieron vuelta la chaqueta y se plegaron a la mentira. Pero, insisto, ¿tiene importancia aquello?

El único candidato en este torneo electoral que cultivando la virtud de la prudencia conoce cómo funciona la mecánica revolucionaria es Johannes Kaiser. La revolución nace y se sustenta sobre una narrativa. Si no eres capaz de desmontar es narrativa jamás derrotarás la revolución, y el país seguirá cuesta abajo en la rodada hasta conseguir lo que los leninistas denominan las condiciones objetivas propicias pare el caos y el asalto al poder. Por lo tanto, el único candidato capaz de derrotar el proceso revolucionario en curso que vivimos en Chile es Johannes Kaiser.

El país está en un estado de alteración no por carencias económicas que siempre las hay pero que no resultan suficientes como caldo de cultivo para lo que los comunistas quieren: el asalto al poder total para imponer, como lo reconoce a los cuatro vientos su líder Carmona[2], su utopía totalitaria. De hecho, basta salir un fin de semana a las calles y plazas de los barrios populares, para constatar que no están dadas las condiciones para una revolución. La gente en general vive en paz, aunque acosada por la delincuencia y al ocultarse el sol debe encerrarse en sus casas.

¿Qué hacen entonces los revolucionarios para obtener esas condiciones objetivas?

1.   Que la narrativa siga viva. Por ningún motivo que venga un Jaime Guzmán o un Johannes Kaiser a alterarla. Como en química, esa narrativa es el catalizador que permite deteriorar la vida práctica de la población pero por justicieros.

2.   Usar la novísima arma de destrucción masiva del siglo XXI orquestada por jesuitas, activistas de derechos humanos, y el régimen comunista de Venezuela: propiciar la entrada masiva al país de migrantes, que alteren la convivencia y aumenten la tensión social.

3.   Que sus activistas en el Ministerio Público y el Poder Judicial con sus decisiones, permitan que los delincuentes estén en la calle y que los que nos protejan o nos han protegido estén presos o imputados. Usar la fuerza legítima del Estado sería una violación “sistemática” de los derechos humanos.

4.   Llevar a cabo un plan económico suicida que propone la candidata Jara que creará pobres donde no los hay, evitando que en Chile haya trabajo, ahorro e inversión.


¿Pero, cómo cloroforman a las masas para que les den la preferencia? Pues a través de la narrativa seudo moralista de los derechos humanos, sembrando de excrementos verbales las murallas de todas las ciudades de Chile, cooptando y si es menester comprando al periodismo. Cuando todo esto no alcanza, asesinando a quienes se les resisten.


Julio 2025

 

 



[1] ¿Por qué razón el diario más importante de la nación donde supuestamente el comunismo era el gran enemigo propició esa narrativa? Esa es otra larga historia que prometo acometer en otra columna.

[2] Qué es bastante estúpido de su parte reconocerlo. Su estatura intelectual es harto inferior a la de sus predecesores. Por la boca morirá el pez afortunadamente. La incontinencia por gozar del paraíso socialista lo traiciona.

POR QUÉ EL PARTIDO COMUNISTA ES UNA OPCION HOY

 


Se ha dicho que los acuerdos Boeninger / Cáceres de 1989, hicieron posible la transición del gobierno militar a la democracia, sin accidentes ni conflictos. Aquellos acuerdos se tradujeron en la modificación constitucional aprobada el 30 de julio de 1989 por el 85,7% del padrón electoral, fueron el fruto de negociaciones entre el Ministro del Interior del gobierno militar y el delegado del líder de la Concertación para la Democracia.

Entre otras cosas, aquella modificación constitucional eliminó el famoso artículo 8 del texto original de la Constitución de 1980, norma existente en casi todas las constituciones europeas, por el cual se prohibía la existencia del Partido Comunista[1]. 

Yo discrepo de esa apreciación. A mi juicio, lo que hizo posible la transición, no fue ese acuerdo. Fue en realidad una circunstancia azarosa para Chile: en el período que medió entre el plebiscito de 1988 que ganó el NO a la continuidad del gobierno de Pinochet y la asunción al poder de la izquierda democrática en marzo de 1990, se desplomaron los socialismos reales. Esa fue la razón real de la paz y el consiguiente progreso de Chile durante 30 años.

Según los expertos negociadores de la derecha de entonces, el comunismo tambaleaba irremediablemente en todo el mundo y no era factor que comprometiera el orden institucional. Los hechos parecían darles la razón: en noviembre de ese año cayó el muro de Berlín y dos años después, el 23 de agosto de 1991 se ilegalizó el Partido Comunista nada menos que en Rusia.

Que existiese un artefacto surrealista llamado Partido Comunista en Chile, era algo así como que existiese un Partido Carlista en España[2]. Algo del pasado que no comprometería este orden unipolar que nacía, regido por EE. UU victorioso de la Guerra Fría. Se cerraba, de manera definitiva, se decía, un aciago episodio de la historia de la humanidad. Además, los países cultos de occidente en 1974 habían conocido la realidad y horrores del comunismo cuando se publicó Archipiélago Gulag. En Rusia, en 1990, un año antes de la ilegalización del comunismo en Rusia, se publicaba en su idioma nativo aquella trascendental obra literaria de Alexander Solhenitzyn. Las élites cultas y letradas de aquella enorme Nación no lo dudaron: proscribieron la existencia del PC como una forma de exorcizar sus crímenes.

Pero Chile es, qué duda cabe, un país muy especial: treinta y siete años y once meses después de la banalización constitucional del mal que el PC representa, la izquierda chilena le da el apoyo como su opción presidencial a la abanderada de aquella agencia criminal.

Las leyes, aunque sean de rango constitucional, no nos protegen de la banalidad intelectual, la vulgaridad de las costumbres y la insoportable levedad de la derecha chilena. Creo que, la prohibición del artículo 8 mencionado, de haberse conservado, habría servido al menos para que los jóvenes se preguntasen. Oye, ¿por qué el comunismo es inconstitucional y está proscrito?

Sostengo, sin temor a equivocarme, que la circunstancia que el PC sea una opción presidencial es principalmente responsabilidad de lo que sociológica, política y económicamente se identifica como La Derecha Chilena.

Que la izquierda apoye una opción presidencial del PC no resulta tan extraño. Desde la lamentable frase de Frei Montalva: “Peor que el Comunismo es el anticomunismo”, los que conocemos la historia, sabemos que el único móvil de la izquierda ha sido detentar el poder. ¿Para qué? Pues para sí mismos. No son solo culpables de acompañar una candidata comunista para alcanzar el poder. Son culpables de anhelar el poder no importa a que costo. Siempre. Por un azar, para bien de Chile, se transmutaron en lo que ellos califican de neoliberales. En el marco de una involución cultural global, le dieron al menos treinta años de prosperidad económica al país. Si ahora hay que plegarse al comunismo, propiciar que Chile tenga alianzas con Irán o Rusia, pues venga no más. La cosa es flotar como corcho. Si hay que estimular el resentimiento, vamos, si la ignorancia, vamos también. La cosa es estar en el poder.

Entonces, ¿cómo se derrota al comunismo en una sociedad donde casi un tercio padece del veneno del resentimiento y dos tercios, incluido el anterior, son ignorantes e irresponsables de la consecuencia de sus actos?

Hay tres opciones en la próxima papeleta presidencial:

La primera, es la de Chilevamos y la derecha económica partícipe del proyecto de someternos a un gobierno mundial. Aquello es lo más cómodo. Propio de su raigambre de comodidad burguesa, continuar el repliegue ideológico bajo el lema Ceder y Conceder Para No Perder. Ese ha sido la enseña de los Partidos de Chilevamos desde 1989. Leer la declaración de principios de la UDI escrita por Jaime Guzmán, debiese poner colorados a sus dirigentes. En Renovación Nacional fundada por aquel gigante patriota que fue Sergio Onofre Jarpa, al menos han sido más honestos y cambiaron sus principios al estilo Groucho Marx[3]. Evopoli es un micro partido sin historia ni futuro, fruto de un intento de ingeniería política que a estas alturas es intrascendente y que grosso modo es una cabeza de playa del progresismo dentro de la derecha política. Resumen: Chilevamos es más de lo mismo que nos ha conducido a donde nos encontramos donde la revolución ha hecho grandísimos avances en su tarea de zapa destructora de la chilenidad.

La segunda es la del Partido Republicano. Es un partido que nació como un partido de principios a reacción de la praxis manifestada por la derecha de Chilevamos. Su líder, José Antonio Kast, al administrarla de manera personalista dejó claro que no era un partido democrático en su ordenamiento interno. Eso pudiese ser tolerable en la medida que fuese un genio político. El problema es que, si sumas a tu personalismo una discreta capacidad para dar lectura atinada de los acontecimientos, tenemos un partido que por los errores de su líder ha perdido más de la mitad de los militantes y que al corto andar se manifestó como una continuación del lema Ceder y Conceder Para No Perder. ¿Cómo así? Triunfador de la primera vuelta presidencial, sin necesidad alguna, se manifestó como continuador de la obra de Sebastián Piñera lo que movilizó un millón setecientos mil votos a votar en contra de él. Ganancioso de las elecciones de entrada para el segundo fraudulento segundo proceso constitucional, su partido arrasó con el discurso de mantener el estatus quo constitucional y rechazar su reemplazo. Lo lógico era pues rechazar un proyecto constitucional envenenado por un discurso globalista y racista que aseguraba la fragmentación territorial ya rechazada por los chilenos. De manera increíble para un político talentoso, dinamitó ese holgado triunfo y presionó a sus electos representantes para aprobar como “mal menor”. Todo ello supuestamente, por evitar el conflicto y conquistar la paz, en circunstancias que el resultado práctico habría sido el mismo de la ley indígena: avivar el conflicto administrado nada menos que por el Partido Comunista

La tercera opción, la del Partido Nacional Libertario, es derrotar la opción revolucionaria liderada por el partido comunista de manera efectiva. ¿Cómo? Reconquistar el relato de la historia real de nuestro país y de occidente, recuperar la operatividad del Estado como administrador exclusivo y excluyente de la fuerza legítima para imponer la ley y el Estado de Derecho. No ceder un milímetro a las mentiras históricas. No ceder un milímetro a quienes quieran violar la constitución, la ley y el estado de derecho. ¿Quién es el que asegura esta opción? Don Johannes Kaiser y los candidatos al parlamento del Partido Nacional Libertario.

Si usted estimado lector no es resentido y está dispuesto a informarse, si usted cree que una sociedad se funda en deberes y no en derechos, en trabajo efectivo y no en pitutos públicos, en orden y no en caos, en libertad y no en servidumbre debe saber que, la oferta electoral de la derecha de Chilevamos y el Partido Republicano, representará un nuevo escalón descendente de nuestra república, tal como representó los gobiernos del finado Sebastián Piñera.

La izquierda democrática llegó con la primaria de la izquierda, al último escalón involutivo. En el evento improbable que su candidata comunista gane la presidencial serán sin lugar a duda ninguneados por un PC que como aquello perros de mandíbula inferior protuberante, cuando cogen la víctima, no hay quien le destrabe la mordida. ¿Por qué no tienen un intervalo lúcido y apoyan en el balotaje al candidato más sensato, responsable y respetuoso con las agendas democráticas como lo es Johannes Kaiser? Para ellos la reducción del Partido Comunista a los trastos de la historia de Chile es cuestión de vida o muerte. Kaiser asegura con una agenda responsable que sí se puede. Se puede convivir con diferencias y disensos respetando la verdad, verdad que es como la luz para los murciélagos: Los hace desaparecer.

Julio 2025

 

 



[1] Su texto era: Todo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la sociedad del Estado o del orden jurídico, de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases, es ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la República.  Las organizaciones y los movimientos o partidos políticos que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan a esos objetivos, son inconstitucionales.

 

[2] Los Carlistas españoles fueron una facción en las llamadas Guerras Carlistas, conflicto que enfrentó a españoles por la sucesión dinástica entre facciones de la dinastía borbónica en el siglo XIX.

[3] Cómico norteamericano que hizo su célebre chiste al decir: Yo soy un hombre de principios; pero si no os parecen, tengo otros.

sábado, 5 de julio de 2025

DEL ROMANTICISMO DEL FRENTE AMPLIO AL PRAGMATISMO DEL PARTIDO COMUNISTA

 


El romanticismo es un fenómeno intelectual que invita a romper con los cánones, reglas y normas que provienen de la tradición y, en el caso de la política, reemplazarlas por utopías. Tradición no es una ideología ni menos una utopía que nos invita a vestirnos de medioevales. No es más que un conjunto de datos que las generaciones se entregan a través de la historia. La palabra lo dice; viene del latín tradere que es entrega.

La historia conoce como la Revolución Burguesa o la Revolución Romántica, aquella serie de acontecimientos ocurridos en Europa en 1848 que intentaron destruir el orden monárquico, y que fracasaron en casi todas las plazas donde se manifestaron.

Modelo de romántico es nuestro compatriota Guillermo Matta Goyeneche quien escribió en 1854, precisamente inspirado por aquellos acontecimientos de 1848. Toda revolución es un nuevo desarrollo, una nueva manifestación de la verdad; es un mundo de ignorancia que cae y otro que se levanta; en una palabra, es la inauguración de una idea más grande y la exaltación de un principio más noble.[1] Matta, hijo de un riquísimo minero de Copiapó, era lo que Ortega identificaba como el señorito satisfecho; aquellos quienes el destino puso en una condición privilegiada y tienen una perspectiva del mundo desde esa condición privilegiada.

Los revolucionarios románticos por lo general fracasan al poner en práctica sus utopías. Así pasó con Matta. Así pasó con la revolución burguesa de 1848 en Europa. Ello por una razón bien simple: porque cuando la demolición propiciada comienza a hacerse efectiva, los románticos recienten la pérdida de sus privilegios que distorsionaban su visión de la realidad. Fatalmente, aserruchan la rama donde están sentados.

Boric y el Frente Amplio han sido de esta estirpe de revolucionarios. Criticaron lo que ellos llamaban el neoliberalismo y prometieron su destrucción, pero otra cosa era con guitarra, porque sin “neoliberales” que se levantan temprano para hacer mover el país, pronto la economía se resiente, cae la recaudación fiscal y se acaba la plata. Y lo que menos quieren los compañeres es perder sus privilegios de consumidores sofisticados de restoranes, smartphone o de viajes a EE.UU., Europa o el Caribe, para observar in situ cuan perverso es el neoliberalismo. Dentro de otras cosas, por eso capotó la candidatura de Gonzalo Winter y el Frente Amplio en las elecciones primarias de la izquierda.[2]

Hagamos un poco de historia: La izquierda socialdemócrata que sucedió al Gobierno Militar, suspiraba por un estado socialista. Pero con la caída del muro de Berlín tuvo que conformarse desde 1990 hasta 2010 con administrar el odiado neoliberalismo.

Pero cuando en 2006 aparecieron los pingüinos, aquellos jóvenes que con discursos románticos encendidos propios de la revolución de 1848 que encarnó en su tiempo Matta Goyeneche, les volvió “el alma al cuerpo”. Afloró nostálgicamente el romanticismo revolucionario de aquellas élites. Enjugando lágrimas de emoción, regaron la plantita de aquel grupo de impulsivos jóvenes que formarían lo que después fue el Frente Amplio.

Su madre protectora Michel Bachelet en 2014, se encargó que le “donaran” una diputación por Santiago al joven calvo de ojos lánguidos Giorgio Jackson, quien fungía hace 10 años de filántropo moralmente superior, y cuando fue gobierno, se reveló como un experto en latrocinios de la plata de todos los chilenos, quien mediante sofisticados auto robos de pruebas que le inculpaban, tendió una red de impunidad escandalosa.

¿Qué le va quedando a la izquierda democrática para cumplir su sueño romántico? Nada… Absolutamente nada, excepto el pragmatismo del incombustible Partido Comunista de Chile. Así lo han demostrado las elecciones primarias de esta izquierda agónica.

Pero sucede que el espíritu revolucionario del PC, nada tiene que ver con romanticismos. Su praxis se alimenta de aquella energía volcánica que es el resentimiento social, que proviene del pecado de la envidia, que nació con Caín y acompaña a la humanidad desde siempre. Resentimiento que es el peor veneno que atenaza a nuestra raza[3].

Esa es la primera razón por qué en Chile existe un Partido Comunista, verdadera pieza de arqueología política, homónimo y heredero de la ideología que ha asesinado a 150 millones de seres humanos a lo ancho del mundo, como consecuencia directa de su praxis criminal. Lo que no es un decir discursivo sino una realidad empírica.

La segunda razón por la cual existe el PC en Chile, es la parálisis intelectual y analfabetismo práctico de nuestra población y especialmente de nuestra élite, que por desidia o incapacidad de relacionar ideas, no conoce las “proezas” del comunismo a través de la historia. Recomendaría como jarabe para superar esta parálisis, la lectura de, Archipiélago Gulag de Solzhenitsin, El Libro Negro del Comunismo de varios autores franceses de izquierda, incluidos excomunistas, y Memoria del Comunismo de Federico Jimenez Losantos, solo para empezar.

No. Los comunistas cuando tienen poder no comen guaguas como caricaturizan para inhibir las evidencias de los crímenes que los sindican como lo que son. Los comunistas cuando tienen poder, matan. Y matan mucha, mucha gente. Cuanta sea necesaria y cuánto les permita el poder que tengan para hacerlo. En los años recientes lo han hecho en Chile, a través de sus brazos armados en la Araucanía o a través del Frente Manuel Rodríguez.

Los románticos pasan. Jackson desaparecerá de la historia como Matta Goyeneche desapareció. Pero los comunistas no desaparecen aun de la historia de Chile, mientras siga envenenada nuestra alma nacional por esas dos lancetas con rebarba que son el resentimiento y la ignorancia.

Julio de 2025



[1] Citado por Claudio Véliz Rojas y Sebastián Gutierrez Lillo en, https://www.scielo.cl/pdf/alpha/n52/0718-2201-alpha-52-31.pdf.

[2] Bastante cooperó también la discreta inteligencia de su candidato.

[3] En sus vertientes españolas y aborígenes especialmente.

lunes, 9 de junio de 2025

LOS PRESOS POLITICOS MILITARES, LA CONDENA “MORAL” A CRISTIAN CAMPOS Y EL RELATO DEL CONFLICTO PERMANENTE

 


Hemos sido testigos a través de los medios, que un juez ha dictado una sentencia que declara suficientemente acreditado un supuesto delito cometido por una conocida figura del teatro y cine del ámbito nacional. En su sentencia dicho juez declara la imposibilidad de aplicar las consecuencias de este supuesto delito acreditado, por estar este beneficiado por la prescripción de la acción penal.

Esta es otra manifestación de la monstruosidad de la doctrina Aylwin inoculada a la judicatura. A don Patricio le cabe por sus obras -redacción de la ley de reforma agraria, de la ley indígena y de esta malhadada doctrina- el epitafio que dice la leyenda adornó la tumba del Cardenal Richelieu: Aquí yace un hombre que hizo el bien e hizo el mal; el mal que hizo lo hizo bien, y el bien que hizo lo hizo mal. Aquella seudo doctrina dice grosso modo que, no obstante, un delito se encuentre prescrito o amnistiado, el juez debe investigar antes de aplicar la prescripción o la amnistía, porque de otra manera no estaría haciendo justicia.

El derecho y la tarea jurisdiccional en una república es para ADMINISTRAR JUSTICIA. No para HACER JUSTICIA. Aquella degeneración, digo inoculada a nuestros jueces por Patricio Aylwin, transforma la tarea jurisdiccional en tarea política para imponer relatos de sumisión y poder. A las masas ignorantes de lo que ha sido el derecho a través de la historia humana, se les oculta el potencial destructor de este criterio, a través de un envoltorio de papel brillante: el juez transformado en un especie de superhéroe hacedor de justicia.

La función de la judicatura en una república sometida a un estado de derecho, es mucho más modesta: recuperar un equilibrio que la sociedad ha perdido por una conducta ilícita y de tal forma recuperar la paz social alterada por esa conducta ilícita.

Cuando la paz social ha sido recuperada, - imperfectamente como todo lo que rodea al ser humano-, por el paso del tiempo o por una decisión del legislador que en busca un bien mayor o un mal menor, amnistiando a los eventuales delincuentes, se cierra un capítulo de ilicitudes o iniquidades cometidas en el pasado. La función jurisdiccional que enjuicia pasando por alto estas instituciones, no solo es inútil, sino que, en vez de cumplir su función pacificadora de los espíritus, transforma la convivencia social en un perpetuo conflicto degenerando su razón de existir.

La inteligencia humana es limitada y los jueces son humanos. Los medios de convicción que puede tener de buena fe para enjuiciar hechos ocurridos muchos años atrás, por regla general son difusos e imposibles para formarse una honesta convicción. El derecho positivo reconoce estas limitaciones y es por ello hay normas positivas, doctrina y jurisprudencia que obliga regladamente a ponderar los medios de prueba.

 Reconociendo que ello es imposible después de tiempos remotos, existe la institución de la prescripción y de la cosa juzgada. Nadie puede juzgar adecuadamente hechos ocurridos cuando el tiempo ha borrado los medios posibles de convicción y cuando la sociedad los ha olvidado. Menos cuando ya han sido juzgados. En el caso de Campos, un juez condena moralmente a un individuo reconociendo que no puede hacer lo que el mandato de la constitución o la ley le obliga: respetar la ley y aplicarla para la pacificación de los espíritus.

¿Se preguntará el lector: que tienen que ver los presos políticos militares con el caso de Cristián Campos? Pues el relato del conflicto permanente propio de la ideología gramsciana post marxista. En ambos casos la judicatura obra para imponer relatos político-revolucionarios. En el caso de los militares, la seudo memoria que tuerce lo que efectivamente sucedió en nuestro quiebre institucional y el estado de guerra interna a que dio lugar. La de Cristián Campos, el relato del macho heteropatriarcal abusador, depredador sexual y abusador en el núcleo familiar.

¡Cuanto más grave es el caso de los presos políticos militares! Donde personas como el afectado en la situación reciente y miles de ciudadanos decentes, han mirado para otro lado, pensando que a ellos no les afectaría. El pastor luterano Martin Niemöller en un sermón en 1946 lo sintetizó en una oración[1] universalmente conocida:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio ya que no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio ya que no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté ya que no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar.

En efecto, la monstruosa injusticia cometida contra los presos políticos militares, no solo se ha tolerado que se investiguen presuntas conductas ilícitas prescritas y amnistiadas. En el caso de ellos, no se han respetado otras instituciones del derecho procesal civilizado: No hay crimen sin ley que le sancione, es decir no se pueden aplicar delitos inexistentes a la fecha de las conductas enjuiciadas por muy vigentes que estén a la fecha del enjuiciamiento, reglas reguladoras de la prueba, presunción de inocencia. Y lo peor de todo: han sido condenados a penas efectivas sin derecho alguno que tienen todos los presos rematados, transgrediendo todos aquellos principios. Es decir, una inquina propia de una nación pre civilizada. Todo ello a vista y paciencia no solo de quienes los mueve el odio y la venganza, sino también, como nos enseñan Hanna Arendt por personas moralmente neutras.

Es imprescindible que la judicatura retome el cauce republicano y se centre en su tarea sin transformarse en voceros como si estuviesen en un foro político, de supuestas injusticias sociales o individuales para imponer un relato de sumisión política. La única tarea de la función jurisdiccional en una república civilizada es aplicar la ley. Las instituciones deben retomar el cauce legal y constitucional y es tarea del próximo gobierno contra revolucionario, investigar, perseguir y sancionar a los agentes del Estado infractores, que han sembrado el conflicto vía exorbitar su función.

Junio 2026




[1] Se le atribuyó falsamente por razones políticas al dramaturgo comunista Bertol Brecht, como un supuesto poema escrito por él.